La mariposa Nina

La mariposa Nina

Se hacía de noche, las sombras recuperaban su lugar.

Ese era el momento en que salía de casa y como gusano de seda se metamorfoseaba en una linda mariposa. Linda mariposa. Sonrió.

Mariposa para unos, demonio para otros.

La noche era el momento en el que dejaba de ser la Rebeca, grafista humilde y trabajadora, responsable de cuatro personas en una empresa de imagen, para ser Nina. Nina era una inconformista, hecha a sí misma, amante del riesgo. Se vistió; se introdujo como pudo en los jeans negros, cuanto más ajustados mejor. Se puso su cinturón fetiche, se lo hizo ella con las balas de la pistola Astra 400 de su abuelo, eso era llevar al límite, según sus amigos, su imagen punk agresiva. En cambio, la camiseta, algo que los demás consideraban importante, para ella era algo intrascendente. Se puso la primera que tenía en el cajón. Dio la casualidad que era la que le dio su nombre en la noche… una camiseta que se hizo ella en honor a Nina Hagen con su cara y la frase que le gustaba hacer suya:

As long as karma exists, the world changes. There will always be karma to be taken care of…

Se puso una pañoleta rosada. Le dolía la garganta de la noche anterior. Se había dejado la voz mientras hacía un pogo sobre The Clash. La noche fue épica. En el local estaba todo el grupo y se lo habían pasado de miedo. Sabía que esa fue la última noche en que estarían todos juntos. Por eso, sacó su lado “gráfico punk” como le gustaba decir, y les entregó a todos una camiseta y un fular. Camiseta negra y escrito en rojo sangre la frase de Joe Strummer que les unía:

I think people ought to know that we’re anti-fascist, we’re anti-violence, we’re anti-racist and we’re pro-creative. We’re against ignorance.

Y el estribillo de una de las canciones más conocidas:

should stay or should I go

Salió de casa, cerró la puerta y no pudo parar de pensar en la noche anterior. Luis y María se iban a Alemania a buscar trabajo y ella embarazada estaba volviéndose cada vez más pija. Quería una vida acomodada y más estructurada donde educar a su hijo. Y sabía que sería la última vez que vería a David. Desde que encontró el curro de comercial y entró en el sistema solía buscar excusas para no ir a las quedadas. Parecía que todos se habían puesto de acuerdo para hacer de la noche anterior su despedida.

Y vaya despedida. Lo dieron todo. Incluso Juan, que desde que perdió el trabajo se estaba volviendo más radical en cuanto a la aceptación de los extranjeros. Se estaba volviendo lo que siempre había rechazado. Sabían todos que estaba juntándose con grupos ultra pero, era su Juan, el que más daba cuando empezaba un pogo.

Así todos habían ido cambiando. Con el tiempo el grupo había, sin querer, sin darse cuenta, separándose.

Y esa noche marcaba el pasaje a una nueva vida para muchos.

Pero para ella, Nina, no era un nuevo comienzo. Simplemente esa noche, sería la noche donde descubrir otro grupo de amigos. Otro grupo de inconformistas. Ella fue la primera en encontrar trabajo, pero supo compaginar sus dos vidas. La irreal, la que le permitía comer, con la suerte que hacía algo que le gustaba; y la real, donde era Nina, la mariposa de la noche.

Para ella, el Punk lo era todo, y ahí iba ella, hoy se iba a Nueva Visión. Aunque no era especialmente Fan de los Ramones, sabía que en el garito escucharía música de la buena y gente que supiera apreciarla.

La noche hizo suya el espacio.

Empezaba la noche para Nina.

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La historia del PUNK

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