Tema: Gastronomía – Palabra temática: espermatoZOmbie
Como en una mala película de terror las noticias ocultas en internet avisaron de la catástrofe a venir y pocos le hicieron caso. Los gobiernos y las grandes multinacionales que controlaban la prensa, tanto de izquierdas como de derechas, impidieron cualquier publicación en los medios llamados tradicionales.
Y por ello, como en una mala película de terror el virus se extendió.
Mientras hablaban del virus Zika de su competidor Chikungunya, del repunte del dengue, dando noticias alarmantes favoreciendo a las farmacéuticas, todos los grandes prefirieron mirar hacia otro lado respecto al virus Naaswenner.
Los primeros que dieron la voz de alarma y que fueron callados, fueron los grandes cocineros. Plantas de alto nivel ecológico tenían un sabor ácido.
Las respuestas oficiales fueron de lo más simples: “era la evolución darwiniana”. Las plantas habían evolucionado y la acidez era una respuesta de la planta a los depredadores. Y los cocineros no tenían más que adaptarse.
Eran algo asombroso.
El mundo gastronómico volvió a dar la alarma con pruebas parciales de un “virus de las plantas” y de nuevo el mundo científico-oficial volvió a negar las pruebas dadas por unos “cocineros jugando a ser científicos”
La situación cambió drásticamente.
El virus Naaswenner fue una realidad con el nacimiento del primer niño no muerto.
Un niño no muerto salió del vientre de su madre comiendo. Los familiares de la víctima poco pudieron hacer. La madre empezó a sentirse mal. Un fuerte dolor de vientre. Poco después aparecía la cabeza de un bebé con dientes tan afilados como los de una piraña.
Los sanitarios no pudieron más que certificar la muerte de ambos.
La madre a manos del bebé. El bebé por aplastamiento. Los familiares presentes, asustados, golpearon al bebé “que les fijaba de la mirada” con todo lo que tenían a mano.
Analizaron a la madre y no vieron nada anormal.
Analizaron al bebé y notaron en la sangre la presencia de un virus desconocido hasta entonces.
Una semana después, los nacimientos de los no muertos ya era oficialmente una catástrofe. Como si se hubiesen puesto de acuerdo todos a la vez, todas las embarazadas de más de 6 meses murieron dando salida a su vástago.
La situación empeoró cuando los no muertos mordieron a los padres y estos no murieron. Infectados por el mismo virus entraron en una fase catatónica para despertar atrapado por su condición animal más primitiva. De este modo, como animales, más que como zombies, se abalanzaban sobre todo aquel que veían para morderlo o comerlo.
Un mes después, los científicos, escondidos en sus bunkers, daban con la causa de la enfermedad. Una mutación de ciertas plantas, utilizadas como especias o condimentos, habían sido colonizadas por un virus que, al tomar contacto con el hombre, afectó, no se sabe cómo, a los espermatozoides del hombre, después, a los hombres y mujeres por mordisco directo.
Las plantas tenían su venganza de la forma más vil y ruin.
Un año después, somos miles de hombres viviendo en colonias, en islas remotas o altas montañas, alejados de toda contaminación vírica, temiendo el próximo embarazo de una de nuestras mujeres. Porque, aunque todos hemos pasado analíticas y estamos, por el momento al menos, libres de todo virus, nunca se sabe por dónde nos sorprenderá la naturaleza.
Por eso niños, es tan importante que sigáis las instrucciones que os damos y seguir las instrucciones. Andar donde os decimos y comer lo que os damos. Nada más. Todo lo que os damos está verificado, analizado, libre de todo virus. Ni se os ocurra comer de la tierra, o de algo no limpio.
Se sabe de islas de seguridad que han desaparecido por no seguir estas reglas.
Y es por eso que tenemos reglas tan estrictas. Si se ve a alguien no cumplirlas, se le expulsará de la isla. Lo que es lo mismo, se le sentencia a muerte.
Dicho esto, niños, podéis salir a jugar. Es la hora.