Una de las primeras Chistorias que escribí, todavía en papel, la recupero esta semana, aprovechando la situación en la que nos encontramos. Un encierro por sensatez. Una cuarentena para no difundir más el virus.
Entonces la documentación de las chistorias la anotaba en los bordes de la hoja. Aquí lo anotaré directamente en la palabra en forma de acceso a la explicación. y Eran textos que escribía en una hora, la que duraba la clase, y con la obligación de tan sólo utilizar un folio. Ni que decir que fue ahí dónde practicaba la redacción continua no pudiendo permitirme tachar y perder el poco espacio que tenía en el folio.
Pero empecemos con la historia:
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Esta es la carta encontrada dentro de un antiguo baúl en los restos de una antigua casona en Puerto Palos. La carta perteneció a un noble del siglo XV que partió en la carabela La Pinta no se sabe bien si por fe, necesidad o simplemente por dar cura a la depresión que se extrae, según la psicología de lo escrito:
“Esta es mi despedida, dejo este siglo, de innovación y de ingenio que no entiendo. No puedo más. Por mucho que haga, por mucho que me esfuerce, no correspondo a esta época.
Lo he intentado todo, he hecho de todo, pero ante la rapidez de esta época no puedo competir. Se terminó. No valgo ya más que para que esos jóvenes que adoran al hombre más que a Dios me vean como un anciano antes de tiempo. No valgo para esta nueva época dónde se deja a una máquina copiar los textos más sagrados y se recuperan los textos antiguos para crear nuevas cosas.
Y en el arte, lo más sagrado que tenemos, se deja de adorar a nuestro señor en pos de unas esculturas y pinturas paganas. Han osado esos que se dicen artistas, pintores, escultores, desnudar a las mujeres y a los hombres sin ningún pudor ni vergüenza. No puedo quitarme de la cabeza esa Venus desnuda e imaginarme que ese que se dice artista luego se permite pintar a la virgen con el Niño o imaginar la comunión y la asunción de la Magdalena.
Repito, no entiendo, no pertenezco a esta época.
Por eso, me despido de los bienes y de los beneficios que tengo en esta vida para, acompañado de mi fiel perro, acompañar la tripulación de la Pinta en su camino a tierras indias con el fin de evangelizar a un pueblo pagano y ponerlo en la senda de nuestro Dios. Cedo por la presente mis bienes al cardenal Cisneros al que apoyo en su afán de enseñanza y piensa crear en nombre del Señor una Universidad donde el clero y los jóvenes encuentren la formación que les haga hombres del Señor.
Rezo por vosotros mi familia, esperando volver a veros.”
La firma desconocida no permite saber exactamente que noble de la realeza fue y aunque múltiples ideas corren, se piensa que debió encontrar la muerte en tierras Americanas.
Lo interesante de esta carta es como hace mención a Botticelli y de la imprenta. Indicios de la nueva era que se avecinaba. No se sabe si el noble estuvo simplemente de paso en Puerto Palos antes de embarcar para el Nuevo Continente o si era nacido en tierras andaluzas.
La carta ya está en la Casa Museo de Valladolid donde se alojará junto a otros escritos de la época.